Importancia de la formación de la autoestima en nuestros hijos
La autoestima esta definida como amor propio. Este concepto es importante, porque si no te quieres no estás sano emocionalmente.
“Los niños cuyos padres se toman en serio sus pensamientos y sentimientos y que son tratados con respeto, tienen tendencia a confiar en sí mismos, creer en sí mismos y reaccionar con confianza frente a los desafíos de la vida”.
Qué importante es darnos cuenta de que nuestro trabajo como padres es ayudar a nuestros hijos a formar una buena autoestima. Y ¿Cómo hacerlo? A través de una forma muy sencilla y que no cuesta: Utilizando palabras positivas, palabras de aliento. Por ejemplo: “Tú puedes, confío en ti, eres muy importante para mí, te quiero mucho”. ¿Cuesta? No. Al contrario, cuestan más las palabras de desaliento, los adjetivos calificativos negativos: “Tonta, torpe, otra vez lo hiciste”, Esas frases no sólo son terribles, sino también son una pesada carga sobre nuestros hijos, muy costosa porque impide que nuestros hijos se valoren y se respeten, y, por lo tanto, crecen con la idea de que no son aceptados por sus padres. Y esto, definitivamente, disminuye su amor propio, y por ende, su autoestima. ¿Costoso? Pues claro que sí, pues les cuesta su felicidad.
Todos tenemos una idea de lo que es la autoestima. La hemos definido como amor propio, sentirse bien consigo mismo, quererse, creer en uno mismo... todos estos conceptos son importantes, pero ¿por qué? Porque si no te quieres no estás sano emocionalmente. Y, por el contrario, si te quieres a ti mismo, puedes querer a los demás.
Definimos ampliamente la autoestima como:
- El valor que nos asignamos a nosotros mismos.
- La seguridad y confianza en nuestra capacidad de pensar, en nuestra capacidad de enfrentarnos a los desafíos básicos de la vida.
- Amor propio.
- La interacción con otras personas, porque son ellas los que refuerzan o castigan la conducta positiva o negativa o ignoran el comportamiento. Se forma la autoestima en base a la interacción que tiene el niño con sus padres, sus maestros, sus compañeros de clase y sus amigos.
La autoestima es considerada como el pilar de la Inteligencia Emocional. Muchos psicólogos afirman que la autoestima es una de las dimensiones fundamentales de nuestra personalidad. Sin embargo, es un fenómeno discreto, impalpable, complejo, del que no siempre tenemos conciencia.
Autoestima es también un adecuado proceso de identidad. ¿Con quién me tengo que identificar? La autoestima depende en gran medida de la buena identificación que el niño vaya desarrollando a lo largo de su vida, logrando el sentido de pertenencia y sentimiento de ser útil y valioso para los otros.
La autoestima se basa también en el respeto y satisfacción con las decisiones tomadas. Tener buena autoestima te da seguridad, y al tener seguridad, siembras confianza. Ese es el círculo vital de la autoestima.
La autoestima tiene dos componentes relacionados entre sí:
La eficacia personal, y el respeto de uno mismo.
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La eficacia personal:
Significa confianza en el funcionamiento de nuestra mente, en nuestra capacidad de pensar y entender, de aprender, elegir y tomar decisiones. Es la capacidad de Creer en nosotros mismos. Es la habilidad de conocer y corregir nuestros errores.
Esto es muy importante: tener la valentía y madurez necesarias para reconocer en qué estamos fallando, y, por lo tanto, sentirnos capaces de corregirlo.
Es importante darnos cuenta de que, si criticamos continuamente a nuestros esposos, o esposas, y a nuestros hijos, estamos destruyendo su autoestima y probablemente nuestro matrimonio fracasarán y nuestros hijos crecerán con temor y con sentimientos de ansiedad. No juzguemos el comportamiento de las otras personas. Al contrario, seamos capaces de ponernos en el lugar del otro. Elaborar pensamientos positivos de la conducta de los otros es eficacia personal.
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El respeto a uno mismo:
Significa reafirmarnos en nuestra vida personal. Es el derecho de vivir y ser felices, la capacidad de reafirmar positivamente nuestros pensamientos, deseos y necesidades. Es saber que la alegría y la satisfacción son derechos innatos. Ser conscientes de que nuestra meta es ser felices, pues no hemos venido a la tierra a sufrir.
Respetarnos a nosotros mismos es sentirnos felices y no permitir que factores externos vayan mermando nuestra felicidad. Es decir, no debemos permitir que circunstancias ajenas nos provoquen reacciones adversas.
Como sabiamente decía Eleanor Roosevelt: “Nadie puede hacerme sentir mal sin mi consentimiento”
Causas que originan problemas de autoestima:
Es necesario conocer y analizar algunas de las causas más frecuentes que van deteriorando, poco a poco y a veces sin darnos cuenta, nuestra autoestima y la de nuestros hijos.
Algunas personas tienen una gran cantidad de ideas irracionales que asumen como ciertas. Y ello, obviamente, no permite fortalecer la autoestima. Al contrario, quizá hasta la disminuya.
Por ejemplo, profecías negativas: “Estoy segura de que no podré manejar a mis hijos. Ellos son desobedientes y nunca me hacen caso. Soy un fracaso como madre y por lo tanto mis hijos fracasarán”.
Hace poco atendí a una mujer joven que decía: “tengo todo para ser feliz pero mi cabeza está llena de ideas catastróficas, pienso que mis hijas se van a morir, tengo miedo de que mi esposo viaje y tenga un accidente, que mi papá que tiene 75 años se pueda morir en cualquier momento. No hay espacio del día en que no piense en esto y en mi incapacidad de afrontar situaciones difíciles”. Afirmaba sentirse mal consigo misma y que no quería seguir viviendo de esa manera.
El temor al rechazo es otro elemento perturbador. El miedo a la desaprobación y a perder afecto. Muchas veces estamos tan preocupados por obtener aprobación de los demás, que perdemos objetividad al analizar nuestra propia conducta. Al estar tan pendientes por su aceptación, no somos capaces de ser asertivos. Tenemos tanto miedo a que nos dejen de amar, que muchas veces permitimos que nuestros seres queridos nos falten el respeto.
Otro elemento irracional es tener ideas perfeccionistas. Todo lo que hacemos tiene que ser perfecto, impecable, inmaculado. Ideas como: “Mis hijos tienen que ser los mejores alumnos”, “yo tengo que ser una buena madre, excelente esposa, maravillosa amiga, porque si no lo soy, nadie me va a querer y me voy a sentir mal”.
Confundir necesidad y deseos va también en contra de la autoestima. Por ejemplo, necesitamos tener una casa que cubra nuestras expectativas. Deseamos una casa muy grande, en la mejor zona, lo que nos haría muy felices. Pero es un deseo, no una necesidad. Y muchas veces, esta confusión genera discusiones familiares.
Y finalmente, uno de los peores enemigos de la autoestima es la baja tolerancia a la frustración. Es frecuente escuchar a los padres quejarse del interés materialista de sus hijos. Afirman que si no les dan lo que quieren se sienten mal. No aceptan un no como respuesta a sus continuos reclamos y pedidos. Los padres, entonces, tienen temor de disminuirles su autoestima si no les dan lo que quieren. Y por este temor, los padres dejan de comprarse el par de zapatos que necesitan para comprar la muñeca que está de moda o el último juego de PlayStation que, según sus hijos, todos sus amigos tienen. Los padres tienen que aprender a decir NO a sus hijos sin sentirse culpables, deben enseñarles a esperar, a comprender que no siempre pueden obtener a través del llanto o de las continuas demandas todo lo que quieren, que todas las cosas materiales tienen un valor relativo. Por ello es tan importante sembrar valores de humildad y cooperación en nuestros hijos.
Un niño o niña con baja autoestima
Los niños con baja autoestima, presentan las siguientes conductas:
*Evitará las situaciones que le provoquen ansiedad: “No quiero salir en la actuación del día de la madre, porque no quiero que mis amigos se burlen de mí.”
*Despreciará sus dotes naturales: “Sé que soy bueno jugando fútbol, pero nunca meto goles”. *Sentirá que los demás no lo valoran: “Tengo que ser una buena alumna porque sólo así lograré que mis padres me quieran y estén contentos conmigo”.
*Echará la culpa de su propia debilidad a los demás.
*Se dejará influir por otros con facilidad: “Me siento mal porque tuve buena intención al cerrar la ventana y tú hiciste de eso un drama: me llamaste inútil, me echaste en cara mi estupidez, y no reparaste en destacar todos mis errores; eres mi madre y no te das cuenta del daño que me haces; por eso puede que ya nunca te perdoné el dolor y el daño que me causas”. Estas son palabras que una adolescente escribe en su diario personal.
Recordemos que como padres nuestra tarea es sembrar en nuestros hijos pensamientos positivos. Si reforzamos su comportamiento adecuado con palabras de aliento, con gestos de aprobación, con amor expresado en abrazos y besos, cosecharemos hijos seguros, alegres y optimistas.
Por el contrario, destruimos su valoración cuando usamos términos peyorativos y les llamamos continuamente la atención por sus errores. Dirigirnos a nuestros hijos con palabras y adjetivos calificativos negativos los ofenden o degradan. No lo hagan, no le produzcan daño a su autoestima, porque cuando quieran acercarse a ellos puede ser tarde. Ya generaron en su personalidad desconfianza, temor inseguridad y miedos, difíciles de olvidar.
Manifestaciones de una buena autoestima
Los niños con autoestima alta tienden a valorar sus habilidades de forma realista. Una buena autoestima hace que los niños sean más curiosos y estén abiertos a ideas y experiencias nuevas.
Tenemos que formar niños que quieran vivir nuevas experiencias, niños que no tengan miedo a reunirse con otros niños, que tengan la capacidad de pensar y sentir, que no importa en donde estén, ellos puedan decir lo que piensan y lo que sienten. Niños que no tengan temor a la crítica.
La autoestima proyecta el placer que uno tiene de estar vivo a través de un rostro, un ademán, en el modo de hablar y de moverse. Se expresa en la tranquilidad con la que se habla de los logros o de los defectos de forma directa y honesta. En el confort que la persona experimenta al dar y recibir cumplidos.
Cómo aumentar la autoestima de nuestros hijos
*Evitemos compara a nuestros hijos con otros niños. Ellos tienen sus propios talentos y debilidades particulares.
*Dejemos de pensar continuamente en los fracasos y errores del pasado. El pasado ya pasó, el futuro, no sabemos qué va a suceder. Lo único que tenemos es el presente. El estar repasando y reviviendo las experiencias negativas sólo nos conduce a desvalorizar y deteriorar nuestra AUTOESTIMA y la de los seres que amamos.
*Usemos diálogos positivos y realistas. Por ejemplo: “Tú puedes, la próxima vez lo harás mejor si te esfuerzas”.
*Seamos optimistas. Tengamos actitudes de éxito con nuestros hijos y trabajemos para cumplirlas.
*Aceptémonos y aceptemos a nuestros niños como son.
*Es importante revivir en nosotros y en nuestra familia circunstancias pasadas de éxito.
*Disfrutemos y tengamos satisfacción de los pequeños logros, especialmente de aquellos que han sido difíciles para ellos.
*Recordemos que nadie es mejor que nuestros hijos, solamente son diferentes.
*Aprendamos a desarrollar la capacidad para afrontar los cambios, lo cual implica el deseo de admitir y corregir los errores.
*Brindemos las caricias que corresponden a su crecimiento, a su salud y a su inteligencia. *Demos caricias positivas evitando falsas modestias y vergüenza. Pensemos cosas bonitas y verdaderas acerca de nosotros mismos y de nuestros hijos. Usemos palabras que nos identifiquen como bondad, estima y valor.
DE TODAS LAS RESPONSABILIDADES QUE LOS PADRES ASUMIMOS EN LA EDUCACIÓN EMOCIONAL DE NUESTROS HIJOS, UNA DE LAS MÁS IMPORTANTES ES FORMAR SU AUTOESTIMA