¿Cómo gestionar la crisis a través de la inteligencia emocional?
El 2020 se convertía en un año esperado y especial, donde el mundo confiaba en nuevas oportunidades y “despegar” de un año anodino. Las noticias llegaban del otro lado del mundo y desde nuestro país, contemplábamos cómo iniciaban cuarentenas países lejanos a nosotros.
Con cierta incredulidad y gran desinterés, veíamos emplear tapa bocas, hoy nuestra gran aliada: “la mascarilla”. Una mascarilla que incluso va adaptándose a nuestra moda, estilo y personalidad. Cuando la pandemia atraviesa fronteras y tenemos el primer caso Covid 19, importado desde el otro mundo.
Seguíamos ajenos, escépticos de la situación que enfrentaríamos. Nosotros seguíamos en la vorágine de nuestra vida, con el reloj que apretaba el compás de cada ciudadano.
La primera alarma inicia cuando el gobierno decide transformar una noticia en una realidad. Estábamos por atravesar una pandemia. Las luces de la ciudad se fueron apagando para iniciar algo que podemos denominar “prender nuestras luces interiores”. El mundo se paralizó y, aquello por lo que corríamos, desapareció. Familias centradas en un televisor que emitía noticias alarmantes. Todos construyendo ideas propias de una situación inverosímil y, otros, viendo siempre el lado positivo y realista de lo que nos tocaba vivir.
¿Porque algunos empezaron a vivir esta crisis de una forma y otros con otro tipo de recursos?
En este viaje a ciegas, aparece la Inteligencia Emocional. Esta famosa inteligencia de la que ya se había hablado, pero que el mundo no creía en ocasiones. Siempre se profesaba nuestro IQ o Cociente Intelectual con gran orgullo y se dejaba a oscuras la Inteligencia Emocional, que empezaba a ser vista con mejores ojos por el mundo.
Se observó de esta forma y en tiempos de crisis que nuestras decisiones en un 95%, están definidas indiscutiblemente por nuestras emociones. Por otro lado, la Inteligencia emocional representa una fuente positiva para tomar decisiones. Si alguien posee mayor coeficiente emocional que intelectual, es posible que tome mejores decisiones con respecto a quien posee mayor coeficiente intelectual.
¿Qué es entonces la Inteligencia Emocional?
La inteligencia Emocional es un término acuñado por el psicólogo Daniel Goleman. Como pionero en la Inteligencia Emocional (IE), afirma que la inteligencia emocional es “la capacidad de reconocer, aceptar y canalizar nuestras emociones para dirigir nuestras conductas a objetivos deseados, lograrlos y compartirlos con los demás. (Arrabal, 2018)
La inteligencia emocional es la capacidad de la aceptación y de la gestión consciente de las emociones, teniendo en cuenta la importancia que tienen en todas las decisiones y pasos que damos durante nuestra vida, aunque no seamos conscientes de ello. (Arrabal, 2018)
Esta inteligencia emocional se convierte, en la pandemia, en el mejor aliado y algo que aparece además como “El primer auxilio psicológico” para muchos. Esta inteligencia emocional empezaba a cruzar la meta y llevaba consigo el espíritu de esperanza que las personas necesitamos en situaciones de incertidumbre y temor a lo desconocido.
El planeta sometido a estrés, producto de la falta de manejo, desconocimiento, pensamientos irracionales presentes, líderes con poca visión y adaptación a tiempos complejos. La inteligencia emocional empieza a cobrar importancia y se convierte en el socio estratégico de quienes lo fueron desarrollando a través de sus propias historias. Aparece, de esta forma, la pregunta.
¿La inteligencia emocional es innata?
La inteligencia emocional no es innata, se ve fortalecida con situaciones complejas que uno vive. ¿Algunos de nosotros tendremos mayor inteligencia emocional que otros? La respuesta es un absoluto SÍ. La vida nos prepara para ello, haber atravesado desafíos en la vida sí que nos prepara para afrontar nuevos retos. En ocasiones, solo nos preparamos académicamente y ello, es un pilar importante de desarrollo; sin embargo, el fortalecimiento de nuestra inteligencia emocional se convierte en el más importante sostén de nuestra vida.
¿Cómo podemos reconocer si nuestra inteligencia emocional está desarrollada?
La forma como gestionamos nuestras emociones constituye el elemento fundamental para ello. De esta forma, aparece el Autoconocimiento. Los autores Gan y Triginé hacen referencia a lo siguiente: No reconocer nuestras emociones nos impide comprender el cómo reaccionamos y nos convierte en “Ciegos emocionales”.
Durante el periodo de pandemia, el miedo, si bien nos invadió, también nos ayuda a ser prudentes y huir a la exposición mediática de una crisis, es decir, las emociones no pueden calificarse, en ocasiones son positivas; en otras, negativas, en este caso representa un sistema que aporta al autocuidado.
Asimismo, la gestión de nuestras emociones simboliza un gran reto en tiempos de pandemia, dado que nos enfrentamos a un “desconocido invisible”. Por ello, es fundamental que:
Reconozcamos cómo nos impactan las situaciones que desconocemos. Cómo afrontamos la incertidumbre y la vulnerabilidad. Qué tan capaces somos de permitir que nuestra vulnerabilidad nos funja de guía o preferimos la negación a nuestro verdadero sentir.
Como bien dijo Sócrates, una norma fundamental es “Conócete a ti mismo” y ello también debe ser aplicado a nuestras emociones. De esta forma, el “metaconocimiento” (conciencia de los procesos del pensamiento) así como el “meta humor” (conocimiento de las propias emociones), representa un tema relevante al momento de referirnos a la inteligencia emocional.
Apreciemos las emociones, sentimientos de otros. Ellos viven una montaña rusa de emociones y también son proclives a evidenciar emociones que podemos desconocer. Prepararnos para ello, también será idóneo. Es importante además monitorear el sentir de los otros, bajo esta medida podremos ser de soporte si las circunstancias lo ameritan.
Autogestión y automotivación. La gestión de nuestras ideas irracionales, de ese diálogo interno es fundamental. En situaciones de crisis, es importante crear y recrear un sentido positivo de la vida. Muchas personas enfrentan una crisis con poco soporte emocional de ahí que se convierta en pieza clave para afrontar una crisis, la propia autogestión y automotivación. La codependencia a las denominadas “caricias psicológicas” no ayuda a la persona a superarse día a día. Una caricia psicológica debe ser bien recibida; sin embargo, la misma debe ser mesurada.
Generador de sinergias: En un momento donde lo desconocido se hace presente, compartir y ser soporte además para otros es un elemento importante que habla de nuestra inteligencia emocional.
¿Construiste nuevas redes de contacto? ¿Lograste mantener los vínculos que tenías con tus grupos personales?
En muchas ocasiones la persona ante lo desconocido decide aislarse y auto cuidar su estado físico como emocional. En otros casos, observamos lo contrario. Es fundamental considerar que ser generador de vínculos y sinergias ayudará a levantar una línea de ayuda entre los participantes del grupo.
¿Comunicamos nuestra inteligencia emocional?
Aunque al parecer no hagamos referencia de esta, nuestras emociones hablan por nosotros. El grupo de referencia podrá comprender cómo nos sentimos por detalles que saltarán a la vista, nuestras emociones y estados de ánimo se observarán a través de nuestra actitud corporal, expresiones del rostro, entre otros.
En consecuencia, es fundamental conocernos para poder trabajar en aquellos mensajes que brindamos al mundo. Si somos líderes de algún grupo, será fundamental revisar cómo nos aproximamos a nuestros grupos de referencia. Finalmente, hacer referencia que nuestra Inteligencia Emocional está a prueba… ¿Empiezas a trabajar en ella?